• Sus ingresos son menores en comparación con los varones. • Además de su jornada laboral desempeñan múltiples actividades en el hogar: Silvia Solís San Vicente, de la ENTS.
UNAM-DGCS-833|Ciudad Universitaria|08:00 hs. 4 de octubre de 2020. Antes de la pandemia por la COVID-19, el empleo femenino en México tenía una participación de 45.9 por ciento; sin embargo, se redujo a 36.4 por ciento de enero a abril de 2020, aseguró Silvia Solís San Vicente, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
En el programa “La UNAM Responde”, de la televisora universitaria, la también economista subrayó que la emergencia sanitaria repercutió en un número importante de hogares mexicanos debido a la ausencia de ingresos para satisfacer las necesidades elementales de la familia.
Hay que considerar también que más del 50 por ciento del gasto se destina a compra de alimentos, de ahí la importancia, dijo, de contar con recursos suficientes para subsanar los gastos.
Explicó que la situación se vuelve más compleja, porque las mexicanas “tienen un trabajo informal, inestable y vulnerable”, además que sus remuneraciones son menores a las de los varones.
Impulso al empleo para ellas
Para la especialista, el tema de la mujer trabajadora tiene que ser visibilizado porque el empleo es el mecanismo más importante de distribución de la riqueza, y en el caso de ellas debe ser prioridad para el Estado y la investigación.
Solís San Vicente detalló que en México 10 millones de hogares tienen el sustento de mujeres, con lo cual “queda de manifiesto su importancia, y por ello la política pública lo debe considerar en su agenda para orientar y fomentar el empleo femenino”.
Puntualizó que la mayor parte de las trabajadoras ganan dos salarios mínimos diarios, menos de cinco mil pesos mensuales, lo que resulta insuficiente para satisfacer sus necesidades elementales y las de sus familias.
Múltiple jornada laboral
Aunado a lo anterior, el confinamiento trastocó la estabilidad en los hogares, donde la mujer tiene diversas actividades qué atender.
“A la mujer ahora le toca ser maestra, médico, enfermera, psicóloga y pareja, lograr el equilibrio en la familia y guardar su angustia”, describió.
Ante esta situación sugirió impulsar el empleo femenino y apoyar esta acción con investigaciones de desarrollo local, a fin de mejorar la distribución de los recursos en el ámbito regional.
Silvia Solís consideró conveniente generar cohesión social; es decir, mecanismos de respeto, colaboración, sustento y redes para mejorar la forma de vivir.